SALDOS
- kitsune_motenashi
- 28 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 jul 2022
Te has fijado que todo está orquestado para que seamos unos buenos corderitos de pelo blanco que siguen un sendero ya marcado sin levantar la cabeza del suelo? Y cuando digo todo, es todo… o acaso no te has fijado en lo caros que son los productos unitarios y en cambio las mega ofertas que se lanzan para los packs familiares? Podría enumerar un sinfín de ejemplos…
Pero existen corderitos de pelo azabache que tomamos otros senderos, distintos a los que toman la mayoría, y por ello parece que debemos justificar nuestras decisiones, argumentar hasta la saciedad nuestras preferencias, y a veces acabamos asumiendo que todo lo que nos hace diferentes tiene menos valor que todo lo que sigue el resto.
Dentro del BDSM me he encontrado, más veces de las que me hubiera gustado, que si hay que escoger entre una relación bien vista por la sociedad (sí, aquella que todos llamamos relación “normal”) y una relación D/s, ésta última siempre queda relegada como un despojo.
Y eso me enfadada, me pone de muy mal humor. Estoy harta de la falsa tolerancia que inunda el s. XXI donde cada cual es "libre" de hacer lo que le dé la gana pero, que en realidad, si eres uno de esos corderitos negros que sigue sus instintos y eres fiel a tus principios, eres despellejado, criticado y herido por salirte del camino establecido.
Yo me siento uno de esos corderitos negros. No quiero un novio que ocupe la mitad del sofá y al que deba prometerle no ver sola los episodios de la serie que ambos seguimos en Netflix. Quiero un Dueño que me domine, que sacie mis necesidades como sumisa, que me haga sentir su dominación en cada poro de mi piel.
Pero llega un momento que te cansas de justificarte, un momento en el que ya no quieres sentir más culpa por ser diferente, un momento en el que ya no puedes seguir bajando más… un momento donde no caben más LO SIENTO que no sientes.
Eso quiere decir que mi Dueño, ha de ser mi pareja? O quiere decir que no llenaré jamás esa parte “normal” de mi vida y seré la loca de los galgos? Puede también que se trate solo de una fase… Pero a lo mejor es tan solo que soy sumisa y eso es lo que me llena y me hace vivir.
Así que este corderito de pelazo negro se ha ido a la peluquería y se ha hecho unas preciosas mechas rubias para seguir con la cabeza muy alta por su propio sendero.
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