JUNTOS PERO NO REVUELTOS
- kitsune_motenashi
- 6 ago 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 jul 2022
Recuerdo cuando empecé a curiosear en el backstage del BDSM y en cómo todo me parecía muy rígido, normativo, protocolario… hasta para mi que vivo en la dicotomia de blanco y negro. Parecía que si no hablabas de Usted o utilizabas la palabra Señor, no eras más que una curiosa asilvestrada.
El reflejo que siempre me ha devuelto el espejo al estar frente a él, ha sido la imagen de una chica desenfadada, que sentía la sumisión, pero a la que le sobraban las etiquetas, los protocolos y toda la parafernalia del mal llamado mundo sadosaurio.
A pesar de no encajar demasiado bien en esos moldes prefabricados, nunca me he sentido desplazada por los que me rodeaban. Obviamente no puedes caer bien a todo el mundo y ya adelanto que mis habilidades sociales tienen un “necesita mejorar bastante” en el cuadro de anotaciones, pero nunca he tenido que justificar mis sentimientos o mi manera de pensar porque valía con identificarme A MÍ MISMA como sumisa.
Otra cosa es ya entrar en perfilar gustos, filias, limites, experiencias y 32 millones más de puntualizaciones que te definen cómo persona y sumisa.
Con el tiempo, me da la sensación que el BDSM ha abierto las cortinas para dejar entrar aire fresco, pero se ha olvidado de colocar las mosquiteras y en en la escena han aparecido todo tipo de bichos que se escudan en unas siglas para revolotean a sus anchas.
Yo he notado este intrusismo cuando ha llegado el punto que no se me entiende, cuando parece que además de explicar porque soy sumisa he de dar una clase magistral de lo que es para mí, porque ya puestos parece ser que hay 46 tipos de sumisas distintas, y yo solo con el traje de sumisa clásico…
Y lo peor de todo esto es que al final eres tú la que no encaja, te entregas demasiado, no vives el momento, eres muy rígida… creo que debería ir apuntandolas y hacerme un poster… Hace nada me etiquetaron como ritualista, y si lo pienso, en parte, no le quito la razón, aunque no me dedico a degollar pollos en el salón de casa dentro de un círculo de sal gruesa.
Pero toda esta ansia de clasificar las cosas viene dada porque para mi si es importante diferenciar entre BDSM y Kinkilandia. Toda manera de sentir y pensar es super respetable, faltaría más en ésta época que se nos llena la boca con lo tolerantes que somos. Pero no estaría de más que cada grupo se mantuviera en la fiesta organizada en su casa...Como mucho ir al piso de al lado a por hielo y volver corriendo.
Con los años he aprendido y asumido que puedo “jugar” con un compañero, pero no esperes ver sumisión ni entrega en esos juegos porque es imposible si no hay un vínculo especial entre ambos. Y eso, por mucho que les pese a algunos no me convierte en una brat, simplemente demuestra que tengo mis pilares bien forjados y que me puedo asentar en otros temporalmente para no morir de hambre, pero no serán la base sólida de nada.
Ale, ahora ya podéis despellejarme a gusto.
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