CONTROL
- kitsune_motenashi
- 29 dic 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 jul 2022
Hace poco me instaron a que hiciera una búsqueda interior para conocerme a mi misma y saber que es lo que deseo. En ese momento me quedé en blanco, casi paralizada por no tener una respuesta rápida… Se supone que todo el mundo sabe que quiere en cada aspecto de su vida, o no??
Dejando pasar los días intenté poner orden en mi día a día… Me encanta el orden, la planificación, las rutinas y tenerlo todo bajo control. Fue ahí cuando descubrí que realmente ya era conocedora de cual era mi mayor deseo… Ceder el control.
Puede parecer que ceder el control es una decisión sencilla y hasta cómoda!! Quien no quiere liberarse de la toma de decisiones constantes?? Però nada más allá de la verdad. Es una lucha interna constante entre imponer tu voluntad o dejarte guiar por Él.
En verdad, la cesión del control es una de las mayores decisiones que un ser sumiso puede tomar ya que está depositando su confianza en manos de otra persona.
No hace falta situarse en el escenario de una sesión de sadomasoquismo para poder observar una cesión de control. Hasta diría que, durante una sesión física, es bastante obvio y predicible conocer el desencadenante de la escena.
En cambio, es en el día a día cuando la cesión del control alcanza los consideraciones de filia y puede considerarse una práctica.
Por poner uno de tantos ejemplos cotidianos podemos situarnos en el escenario de una visita a la peluquería… El simple hecho de ceder la toma de la decisión de algo que afectará a la apariencia física puede parecer irrelevante, pero no lo es.
Cuando de ti salen las palabras "lo que TÚ quieras", ahí acabas de ceder el control… Estás segura que Él no decidirá nada que sea malo para ti (recuerda que eres su pequeño tesoro), pero… Y si decide que necesitas un cambio de look que conlleve raparte al cero y dejarte como una bola de billar???
Es normal que al principio, las dudas te corroan, que la incertidumbre de si las decisiones que Él tomará te gustarán, si serás capaz de aceptarlas o si te supondrán una lucha interna…
Pero llega un momento en que todas esas dudas se disipan y serias capaz de saltar desde un sexto piso si Él te lo pidiera, y lo harías porque es Su deseo y porque sabes que jamás te dañaría. No te preguntas cómo te salvarás del hostiazo que te espera contra el suelo, porque sabes que no se va a dar, y sólo saltas porque es Su deseo, y cumplirlo es lo que a ti te da la felicidad.
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