ATASCO

Han pasado meses desde la última vez que me senté a escribir. La motivación parecía haberse pedido una excedencia sin fecha de reincorporación y la vida fuera de esta pantalla me abrazó tan fuerte que he estado a un pelo de convertirme en un robot sin capacidad para sentir programado para trabajar y dormir.

Pero por mucho que te mimetices con la asquerosa cotidianidad que te permite pagar las facturas y mantener ese vicio tonto de comer cada día, hay algo dentro de ti que se mantiene inmutable a cualquier cambio en tu vida, algo que llevas dentro de ti y que no muere... algo que poco a poco araña tus entrañas para hacer un agujero por el que salir a la superficie.

Un día despiertas sintiendo que has recuperado las fuerzas para enfrentarte a la muchedumbre, así que cierras los ojos y mientras respiras hondo piensas “no va a ser tan malo como lo recuerdas”.

Después de los primeros vistazos al cotarro te das cuenta que en verdad no es que el mundo al que has vuelto sea tan malo como lo recordabas, sino que es peor!!

Me encuentro en conversaciones con supuestos sumisos indignados al no entender porque los Dominantes dejan de hablarles simplemente por ser irrespetuosos a pesar de utilizar el protocolo de Señor desde el minuto 0. En charlas en las que se da por hecho que soy una domina que se dedica a ganar dinero mediante sesiones virtuales porque es lo que se lleva ahora, o simplemente acabo topándome con anuncios de cursos de sumisión a 30,00€ la pareja, en los que me pregunto si darán algún remedio casero para evitar los calambres tras 3 horas de aguantar en cuclillas… eso si que me iría bien.

Y lo mejor para el final, el inexistente respeto por el uso de las mayúsculas y minúsculas como distinción de roles. Igual me calzan unos tacones de 10cm al escribir mi nombre con una S que podría devorarlos en cualquier momento, como que dejan el nombre de una Dominante por los suelos escribiéndolo todo en minúscula (vamos a dejar la explicación del guión bajo al final de mi nombre para otra entrega).

Todas estas pequeñas cosas hacen que la vena de mi cuello esté a punto de estallar constantemente, ya que la gente no es que esté perdida, sino que es gilipollas sin más!! Pero que no cunda el pánico que la loca parece ser que soy solo yo por atascarme con la gramática...

En definitiva, parece que todo se desvanece ante mi. Que todos los valores, protocolos y mis amadas normas han quedado sólo como vestigios de un mundo prácticamente extinto del que solo quedamos unos pocos especímenes de la vieja guardia (y eso que yo nunca me he sentido parte de ella).