A TRAVES DEL ESPEJO
- kitsune_motenashi
- 23 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 jul 2022
Te has parado a pensar cuánto tiempo pasas siendo quien realmente eres y cuánto tiempo vistes el disfraz del personaje que has decidido interpretar? Si de verdad te paras a pensarlo te darás cuenta que vivimos en un carnaval perpetuo en el que, con suerte, te permites un pequeño descanso en el que te quitas la máscara y respiras.
Y no me refiero solo a la vestimenta, hay veces que creo que soy dos personas totalmente diferentes habitando en un mismo cuerpo. Por una parte está mi yo del día a día, el yo del trabajo, el yo responsable, autoexigente y cuadriculado… Y por otra parte está simplemente el yo que no puede mirarlo a los ojos al hablarle, el yo que busca su aprobación, el yo al que se le moja el coño con solo oír su voz...y hace tanto que no la oigo, pero no vamos a entrar a describir mi habilidad de acumular castigos.
Un buen ejemplo de esta dualidad es que durante un tiempo he tenido dos números de teléfono, sigo manteniendo dos cuentas de Instagram o simplemente la gente me conoce o bien por el nombre que mis padres me dieron o bien por el que yo misma escogí, ambos con una extraña capacidad para ser malinterpretados y escritos erróneamente.
Las capas que conforman nuestro disfraz pesan, son incómodas y dejan marcas feas. Son esa personalidad de fachada, esa sonrisa a la galería y ese control sobre todo. En cambio el vestido que más nos gusta llevar es fácil de poner y nos sienta como un guante… Entonces, porque preferimos permanecer disfrazarnos durante tanto tiempo? Ni que los corsets costaran tantisimo de abrochar a las 6 de la mañana mientras te preparas para sacar a los perros al parque...
Creemos vivir en un lugar donde todo parece posible pero en verdad nada es lo que parece ya que todos somos actores de la misma obra. He visto bocetos de dibujos de shibari en el blog de mi tatuador, una compañera de trabajo me ha descrito parte de su vida que pueden ser perfectamente una relación D/s sin haberle puesto ninguna etiqueta, y tras muchos años de amistad descubrí que mi mejor amigo era Dominante… así que no te creas tan sólo.
Lo que está claro es que estas dos identidades han de convivir para la mayoría de nosotros, así que está en nuestra mano reconocer el reflejo que nos devuelve el espejo para hacer que los sueños sean reales o conformarnos con que la realidad tan solo es un sueño en el que nos ha tocado actuar.
Comentários